El suicidio, el tomar la vida de uno mismo, en términos más simples, matarse. Esta práctica ha existido desde la antigüedad, y ha habido diversas posiciones al respecto. Por una parte están los opositores a esto, normalmente por motivos religiosos, y los que lo aprueban (o mejor dicho lo toleran, no creo que hayan muchos que crean que es bueno que las personas se maten), sin dejar de lado a esa gran minoría del “no sabe no opina”, ya sea por indiferencia o por una honesta falta de interés. Ahora veremos los fundamentos en que estas personas basan sus opiniones. Pero primero, creo que sería bueno profundizar un poco en el tema. (Pero dejaremos lo de la eutanasia, el suicidio asistido, para otro día, así no nos complicamos tanto de un tirón)
Dando una definición de enciclopedia, en el suicidio, para ser llamado tal, la muerte debería ser “Un elemento carnal y el motivo del acto, y no sólo una consecuencia casi ineludible.” Es decir, que aquellos que se sacrifican en nombre de una creencia, es decir los mártires, so serian considerados suicidas. Lo mismo sucede con aquellos que se inmolan por el bienestar de otra persona o los soldados que perecen en las guerras. Cabe mencionar, aquí se pondría en duda si la muerte de Sócrates fue o no un suicidio, ya que técnicamente estaba cumpliendo su pena de muerte, pero se sabe que pudo haberse librado de esta y sin embargo eligió cumplir con su condena.
Ahora, los suicidios podrían ser calificados de diversas formas, pero ya que aquí nos interesa el plano moral, veamos cómo se clasifica generalmente a esto. Los Vicariantes son los que se suicidan por pura desesperación, no ven ninguna esperanza mi futuro por el que valga la pena seguir viviendo, por lo que deciden acortar el periodo de espera para su muerte. Los perfeccionistas se suicidan simplemente por eso mismo, porque no pueden soportar sus propias fallas, por más mínimas que sean. Los hedonistas (otros idiotas, al igual que los perfeccionistas) simplemente no toleran ningún impedimento que obstruya su propio placer. Los transicionales se suicidan por no poder aguantar alguna crisis de transición inevitable. Por último, los sintomáticos son los que se suicidan debido a cierta enfermedad mental, ya sea psicosis, demencia, depresión, o cualquier otra que suela llevar a este extremo.
Ahora que tenemos estos puntos en claro, volvemos al tema principal, que es las posiciones de las personas frente a este acto. Obviamente, del lado de los religiosos tenemos como gran mayoría a los que dicen que “El hermoso don de la vida solo lo está en manos de Dios.” (El cual también es el nombre de un artículo que me facilitó el profesor Oswaldo para hacer este ensayo) Honestamente, nunca me han gustado el que la gente base sus argumentos en fundamentos religiosos, pues solo serian aplicables a las personas que son creyentes de esa religión, (aunque en el titulo no especifican a que Dios se refiere, en el artículo se ve claramente que se basa en la religión católica) así que por esa razón descartaré las ideas expresadas en el mencionado escrito. Aparte de estos religiosos, también se encuentran los que se oponen al suicidio por temas morales. Estas personas tienen un enorme aprecio por la vida, sostiene que esta es un don muy grande para ser desperdiciado de esta manera. Según ellos, cualquier dificultad se puede superar, y perder la vida por estos no vale la pena. Personalmente yo estoy de acuerdo con estas personas, pues creo que toda vida humana tiene un potencial magnifico, el cual se puede aprovechar si es que uno sabe cómo y cuenta con el apoyo de sus semejantes.
Pero no crean que esta sea mi opinión final, todavía queda el grupo de los que toleran o justifican el suicidio en ciertos casos. Entre estos casos se puede tomar en cuenta a los que se suicidan por un sufrimiento indescriptible, ya sea mental, emocional o físico, que los aflige y atormenta hasta el punto de empujarlos a buscar la paz que desean mediante el suicidio. Aquí se debería mencionar la opinión del genial Guillermo Giacosa, actual columnista del diario Perú21, que trata este tema en su columna de Opinión, el día Lunes 16 de agosto del año 2010, centrándose en los soldados de Estados Unidos, cuya tasa de suicidios ha superado incluso a la altísima tasa de la guerra de Vietnam. Él critica duramente a los estúpidos psicólogos de Fort Hood, culpándolos de negligencia que permitió el suicidio del Sargento Justin Garza, experto en comunicaciones que sirvió en Oriente Medio, quien se suicido al no poder soportar los horrores que había visto y que había cometido, al no poder tolerar, en palabras de Giacosa, “Actuar y presenciar como normal el asesinato de mujeres, niños e inocentes.” El columnista abiertamente enaltece y respeta la incapacidad del sargento de adaptarse al medio al que fue expuesto, pues “No adaptarse a ello es la prueba más valiosa de una humanidad que se resiste a bestializarse, a perder su condición.”
Finalmente, debo decir que el simple suicidio caprichoso y egoísta, o la sumisión a los inevitables embates de la vida, siempre me parecerán algo vulgar y absurdo. Sin embargo, pienso que aquellos víctimas de la desesperación no deben ser vistos como seres débiles que no aprecian la vida, sino, como el Sargento Garza, personas que se vieron indefensas ante el horror que los rodeaba, y al no encontrar consuelo ni ayuda de parte de sus semejantes, sino indiferencia o rechazo por mostrar sensibilidad y desagrado ante la terrible tragedia que presenciaban, cayeron en la desesperanza y lamentablemente terminaron sus vidas con sus propias manos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
De Abril a Agosto es mucho tiempo Rodri. Espero que actualices más rápido. Me gusta como escribes y me gustó tu ensayo.
Muy buen ensayo Rodrigo, admiro eso de tí, sin esfuerzo puedes escribir algo tan prolijo como esto.
Aprovecha tu potencial, (Jajajaja, mira quien te lo dice) eres muy vago, jajaja.
Publicar un comentario