Gatacca es una película estrenada en el año 1997, escrita y dirigida por Andrew Niccol y protagonizada por Jude Law, Uma Thruman y Ethan Hawke. Los aspectos técnicos de la película no nos interesan tanto en realidad, sino más bien la sociedad que mostraba la historia.
Los que ya han visto la película, ya estarán familiarizados con esta. A los que no, además de recomendarles que la vean, les explicare un poco de esta. La idea central en Gatacca es que la tecnología genética se ha desarrollado a tal punto que es posible editar los seres humanos nacidos en laboratorios a petición de los padres, de forma que estos resulten tal como ellos quieran. Ahora, siguen habiendo seres humanos nacidos de forma natural, los llamados Hijos de Dios, quienes por supuesto no tienen los mismos privilegios que tienen los nacidos de forma artificial.
Los Hijos de Dios son sometidos a una prueba de sangre apenas nacen, en la que detectan en estos todo defecto que podría tener el niño en el futuro. Por ejemplo, al protagonista le pronostican un noventa por ciento de sufrir un defecto cardiaco a los treinta años (los que no la han visto no se preocupen que esto lo anuncian unos pocos minutos después de comienzo). Por razones como estas, los Hijos de Dios son discriminados con respecto a los que son normales para la sociedad en cuestión (aunque estos también tienen una posibilidad de presentar algunos defectos como los de los Hijos de Dios). Ambos tipos de personas están registrados por su código de ADN, de forma que se puede identificar a cada uno de estos con un compacto aparato con una aguja.
Ahora, aunque lógicamente se puede entender porqué es que las empresas prefieren a los hijos personalizados (como me gusta llamarlos) que a los nacidos de forma natural, puesto que están literalmente nacidos para el trabajo. Ahora, también existen los que se llaman Escalones Prestados (el nombre varia con la traducción). Estos son los Hijos de Dios que se hacen pasar por un humano personalizado que no puede cumplir sus funciones (en el caso de la película, debido a un accidente de tránsito). Estos son obviamente vistos como criminales y despreciados por la sociedad.
Si es que los Hijos de Dios son más imperfectos que los personalizados, ¿en que radica su éxito como Escalones Prestados? Aquí cabe citar la frase “No hay gen para el espíritu humano.” La razón para que las personas sean distintas, aunque sean fisiológicamente iguales, es su espíritu, su identidad, su esencia, como quieran llamarlo. La creatividad, el emprendimiento, el entusiasmo y muchos otros atributos están sujetos a cada persona. Si a dos humanos distintos los someten desde su nacimiento a situaciones y eventos exactamente idénticas, ¿se comportaran de forma exactamente igual?
No sé si se han llevado a cabo experimentos como estos, aunque dudo que haya sucedido, pero personalmente me inclino a creer que sus decisiones y actitudes serian distintas, justamente porque su esencia es distinta. Esta es la razón por la que un Hijo de Dios puede lograr todo lo que un personalizado puede, aunque obviamente con mayor dificultad. No solo debe enfrentarse a los desafíos de un trabajo exigente, hecho para personas genéticamente superiores a ellos, sino que deben mantener una rígida y estricta disciplina para no ser descubiertos por los demás.
Esto claramente demuestra que, por más que la ingeniería genética sea de gran ayuda para el éxito de los personalizados, los Hijos de Dios imprimen un mayor esfuerzo a lo que hacen. Ellos no tienen el apoyo que tienen los demás, y esto los templa para que puedan lograr un desempeño increíble en las tareas que normalmente no les está permitido hacer.
La gran pregunta ahora es, ¿ocurriría lo mismo si no tuvieran tantos obstáculos? ¿Qué pasaría con los hijos de Dios si tuvieran os mismos privilegios de los demás? Las situaciones difíciles templan a las personas, al igual que las temperaturas extremas templan una hoja para acercarla a la perfección. El verdadero ser humano ideal que emerge de Gatacca es el Hijo de Dios forjado a través de duras experiencias y discriminación, emergiendo de la forja como un ser excelente, alguien que ha pasado por incontables dificultades y ha salido victorioso.